… no faltan los momentos inciertos, cuando el dolor o la incertidumbre ensombrecen tus jornadas… lo que te rodea, teme y contagia temores y sobresaltos… con toda convicción, ¡y deseo!, es tu camino vivir la mayor confianza… es verdad que tu fragilidad se apodera de tus pensamientos y se gestan representaciones de todo tipo velando las horas mejores y turbando la paz… es preciso hablar y pensar menos, callar las impertinencias cuando sacuden el camino y hacen temblar la tierra que pisas… que la gratuidad sea un oasis de paz y de confianza cierta, que la leve y suave brisa acaricie todos los instantes… confiar es algo más que un hábito, es un latir de vida que brota de la gratuidad… en los mejores momentos, en los peores, en la enfermedad, en la perplejidad, en las horas de confusión, en las noches más oscuras, late la confianza en tu corazón agradecido… esto es: ¡siempre!, como un respiro… confianza en la aurora, ¡siempre amanece!… la #rosasinporqué conserva la confianza en medio de las tormentas, sabe que tiene contados todos sus pétalos y ninguno cae en tierra porque sí… ¿en que se apoya tu confianza, en tu sobredosis de optimismo o en el amor que se te tiene?, ¿contagias confianza amando y acompañando o haciendo promesas?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 12,1-7)…