… no es el «entorno», ni el «medio» lo que da sentido y valor a tu andar… quizá tengas la «tentación» de los momentos y de los lugares «ideales» para sentirte mejor y recibir no sé qué certificado de «seguridad» y de acierto… sin embargo, lo importante no son los «lugares», a veces harto accidentales, sino la vida misma que bulle y se dilata aún donde menos se la quiere… no es deseable la hostilidad de nada ni de nadie, pero es necesario seguir adelante, a veces entre esas dificultades que no preveías o con desilusiones en tu equipaje… te sorprenderá que nunca alcances medidas ni límites, la «profundidad» ¡no tiene fin!… andar el «camino» de la gratuidad nunca acaba… pasarán los años y las distancias y te «sentirás» extraño porque nunca llegas o porque te parece que el «fin» se aleja cada vez más… es que tu vida se torna fecunda cuando “cae”, grano de trigo sembrado, y escapa a tus medidas… sigue, pues, caminando en la gratuidad con magnanimidad, con coraje y alegría… la #rosasinporqué no se cansa de empezar cada día de nuevo su camino de gratuidad, por eso amanece siempre toda hermosa… ¿comienzas tu caminar todos los días de nuevo como el primer día?, ¿caminas encaminado y perseveras o dando vueltas y desertas?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 8,1-3)…