No comprendas encerrando, midiendo y razonando, ¡sé niño!

… “caminante peregrino”, muchos son los caminos, es verdad… pero hay uno que te interesa… sí, ¡uno solo!… y ese camino es el que trazan tus propios pasos… es el camino de tu vida, insospechado e insospechable… no puedes distinguirlo, no acabas de verlo así no más, pero es… en efecto, está ahí o aquí, como quieras… en suma está… porque -quieras que no- lo trazas y lo sigues… todo él constituye un regalo, un don verdadero… que viene de lo profundo, ¡que viene de Dios!…

… pequeño y buen amigo, pequeña y buena amiga, te interrogas acerca del “sentido”, de lo más profundo… de tu vida que, a veces, parece escapar de tus manos y de cualquier medida o modo que intentas para “comprenderte”… es que para comprenderte has de escapar de tu propia comprensión… no puedes encerrar en tus categorías lo que las excede… ¡tú eres más!… no puedes abarcar con tu razón lo que está por encima de ella, ¡tú eres más!… no podrás medir ni determinar esta vida y peregrinación tuya… ¡porque tú eres más!, ¡y tanto más!…

… no comprendas encerrando, midiendo y razonando, ¡sé niño de una vez!… deja advenir, deja llegar, acoge una y otra vez… pero, ¿no debes, acaso, discernir y juzgar convenientemente acerca de sucesos y cosas?… sin duda, pero cuando se trata de lo que está en tus manos y en tu misión, sobre todo si depende de tu responsabilidad y cuidado… pero de “lo escondido”, de tu “impotencia” o de “lo que te supera”, de “lo que no depende de ti”… ante todo ello, ¡acoge y persevera!…

… entonces, ¡vamos!… ¡arriba!… ¡allí donde te encuentras ponte de pie y respira hondo!… con la “pequeña oración” de la mañana, y de cada momento, reconoces quién eres… ¡eres niño!, ¡eres este niño pequeño!… o estás en camino a serlo… Él te lleva en Su Corazón y tú, misteriosamente, en el tuyo… sin distancia alguna… es que tu corazón es Suyo… es la hora del más pequeño… déjate, pues, abrazar como un niño… alégrate y no temas, ¡tu ángel de cuida en el camino!… desayuna y matea con la Verdad del “pan del día”, (Mateo 18,1-5.10: “… sus ángeles en el cielo están constantemente en presencia de mi Padre celestial… ”)…