Ni acomodo ni acomodados

… “caminante peregrino”, ¿has perdido tu “sentido” de “identidad”?… ¿te percibes allí debajo, sin asidero, sin domicilio, sin hogar, sin un destino claro, en esta hora que vives de confusión y de tormentas?… ¿dónde está tu “persona”, dónde tu “sí” profundo, dónde, en verdad, tú mismo?… las explicaciones y los sermones, las doctrinas y las propuestas son tantas… ¡tantas!… que ya no aciertas a distinguir en las brumas de los caminos… hay demasiada niebla por aquí… ¿no te parece así?…

… pequeño y buen amigo, pequeña y buena amiga, quizá has buscado ciudadanía o filiación no sé dónde… pero ahora tu desilusión es muy grande porque no has hallado respuesta ni lugar… ¡y no es de extrañar!… ya que no encontrarás nunca tu bien en cosas ni en relaciones perecederas… fuerzas por todos lados, insistes y vuelves a comenzar… te ilusionas con matices o con noticias más o menos “mejores”… pero no hay nada que hacer, lo que es limitado es así limitado… y no te brinda lo que procuras o lo que aguardas en tu sed…

… terminas por caer enfermo… desesperas porfiando sacar de un pozo seco el agua viva, la única que puede apagar tu sed… la ilusión es terrible y se hace violenta… ¡y hasta mortal!… cuando cavas en la tierra reseca y pretendes de las cosas lo que estas no pueden dar… ¿están en “crisis” los intermediarios?… los has querido como “fines” y se han convertido en un “infierno”… ármate, pues, desde tu interioridad… lo que cuenta es lo que en verdad eres… no de lo que te vistes o se te antoja que te cubre como si fuera tuyo…

… entonces, ¡vamos!… ¡arriba!… ¡allí donde te encuentras ponte de pie y respira hondo!… con la “pequeña oración” de la mañana, y de cada momento, escuchas y pones en práctica la Palabra… no reclames cercanía alguna por acreditación de parentesco o recomendaciones… en el seguimiento del Señor no hay acomodos ni acomodados… desayuna y matea con la Verdad del “pan del día”, (Lucas 8,19-21: “… los que escucha y practican…”)…