Nada satisface tu «deseo»

… nada satisface tu «deseo»… día a día se apagan las luces, que tenías por nuevas y duraderas… cuando esto así acontece es necesario que te detengas al menos un instante, que escudriñes en tu corazón y que te abismes en la quietud pequeña, y que des tiempo al respiro… sólo mira y embelésate con lo que aún no ves, sólo gusta lo que ya está llegando… y deja, continúa el camino con la certeza de que algo nuevo se ha levantado ésta vez… atiende, pues… inclínate a la “voz profunda”… ¿de dónde viene?, ¿es sólo silencio?, ¿la «voz profunda» es silencio?… ¿deseas atender para que «esa» voz te seduzca por fin?… pero, ¿hay una voz o es puro deseo tuyo?… es el momento, el instante, la ocasión de sólo atender, de recibir, de acoger, de contemplar sobre toda visión, siempre más allá… ver más allá y escuchar más acá… ¿es demasiada audacia, exagerado sueño?… ¡ah, el sueño!… el sueño se recibe, no se inventa… el sueño llega como el viento, como el soplo que no tiene fronteras… no, no puedes fabricar tu sueño… pero, ¿es un sueño?… sí, ¡claro!, es que viene, es que llega, ¡ya está aquí!… ¡siempre estuvo la voz y el sueño aquí!… sólo arriba lo que estuvo siempre… la #rosasinporqué escucha la voz de la gratuidad y se deja llevar por el sueño de entrega que la hace hermosa… ¿escuchas la voz profunda de tu corazón y las voces de tus hermanos?, ¿dejaste de soñar pensando que era un sueño?… (con el Evangelio de hoy, San Juan 10,22-30)…