Nada ni nadie queda excluido

… nada ni nadie queda excluido
de tu Amor, Señor… ¡nada!…

… ninguna realidad escapa
de tu Ternura, Señor… ¡ninguna!…
… ningún hombre queda al margen
de tu perdón, Señor… ¡ninguno!…

… setenta veces siete, ¡siempre!,
recomienzas recreando, retomando,
renovando, redimiendo, redamando…

… recomienzas sin regresar al pasado,
sin hurgar en la llaga del pecado…
… ¡recomienzas liberando!…

… ¡eres fiel a tu Promesa, Señor!…
… ¡eres fiel a tu declaración de Amor!…
… ¡eres fiel, hasta la muerte, a tu Corazón!…

… esta, tu fidelidad, Señor, no puede ser destruida
ni por el espiral de odio y malicia de tu creatura humana,
ni por la constante mediocridad de vidas maquilladas…

… ¡no necesitas sacrificios y holocaustos, Señor!…
… ¡el ayuno agradable a tus ojos
es fiesta de los amigos del Esposo!…
… ¡sólo deseas un corazón contrito y humillado,
sincero y transparente en palabras y en gestos!…
… ¿dónde se celebra el Banquete del perdón?…

… son tus miradas, tus besos y tus abrazos,
la puerta siempre abierta de tu Corazón…

… ¡volveré mendigo a la casa de mi Padre!…
… ¡retomaré como esclavo la vida que arruiné!…
… ¡ya no merezco ser llamado hijo tuyo, Señor!…

… ordenaré mis deseos, ¡ayunaré!…
… alejaré los temores, ¡ayunaré!…
… limpiaré el corazón, ¡ayunaré!…
… lavaré mi mirada, ¡ayunaré!…
… encaminaré mis pasos, ¡ayunaré!…
… ¡ayunaré perfumándome de tu Presencia, Señor!…

“…. llegará el momento
en que el esposo les será quitado,
y entonces ayunarán…”
(Mateo 9,15b)

(… la “rosa sin porqué” ayuna durante el otoño de la Cuaresma, renovando así sus fuerzas para vivir en gratuidad… con el Evangelio de hoy, San Mateo 9,14-15…)