… nada de hacer caso a las dudas o a los miedos, nada de indignaciones ni de lamentos de ninguna especie… tú sigue, son los pasos de los amigos de la rosa… en horas de decadencia y de ruina, de descenso y de desconcierto, más de una vez quedarás perplejo ante lo que pasa a tu lado… más de una vez te pesará este camino que llevas y, muchas veces, gemirás por hallarte en él o se te ocurrirá seguir otro, arrepintiéndote de éste que llevas… pero olvidas que el camino es uno, no hay alternativas antojadizas… es éste que trazas desde siempre y que no es solamente “tuyo”… es el “camino del Señor”, es Su Senda por la que vas… es con Él y en Él y, también, por Él, a causa de Él, desde Él… en su Corazón, en su Silencio, presente a su Presencia… y su Presencia es insospechable, inimaginable, inabarcable… ¡es Presencia!… no tienes que mudarte, ni trasladarte a ningún lugar de este planeta, ni de ningún otro… no quieras abrazar lo que tus brazos no alcanzan… déjate abrazar por Dios sin modos ni denominaciones… en el silencio del corazón resuena siempre una «música» nueva e inédita, que te sorprende y levanta por encima de las imaginaciones y las insuficiencias de tu «ego»… al amanecer puedes percibir un cántico sublime, deja que suene, deja que cante, no impidas la música… la “rosa sin porqué” es música callada de la gratuidad alegrando a quienes la reciben… ¿está tu vida musicalizada por la gratuidad o tiene la grotesca cadencia de la mezquindad?, ¿dejas de escuchar la melodía de la Buena Noticia por quedarte con los ruidos de la caducidad?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 21,5-9)…