Amigo y amiga de la rosa, cuando sufres o padeces algo

… amigo y amiga de la rosa, cuando sufres o padeces algo inmediatamente buscas al culpable o a la situación causante de tu dolor o de la contrariedad molesta… ¡rápidamente estas dispuesto a acusar a quien sea o lo que sea!… pareciera que hay más víctimas que victimarios… en suma, el enojo y el disgusto desplazan a la posible compasión… pero cuando padeces puedes descubrir que todo aquello que te hiere será superado o, mejor, trascendido, cuando un “oriente” espiritual, un amanecer de resurrección y de vida se apodere de tu corazón… la solución no será la justicia, siempre necesaria, sino el amor… cuando tu “corazón” se afirme en sí mismo, desasido y levantado por el Misterio que es su respiro… andar por la tierra no te impide sino que te invita a contemplar el cielo y a desearlo, anticipándolo hora tras hora, día tras día… ¡ah!, ¡qué invitación, qué vocación ésta de “más allá” en el “más acá”!… ¡magnífico desafío que precisa de magnanimidad y constancia!… ¡goza de la contemplación del amor compasivo de Aquél que te ha enviado Su Espíritu, que es tu vida!… no temas que las cosas se acaben o que se gasten, todo lo que comienza termina… el Amor que es desde siempre no termina jamás… la “rosa sin porqué” es constante en regalar la gratuidad de su hermosura a pesar del paso del tiempo… ¿eres constante en medio de las pruebas?, ¿te inquietan demasiado las cosas que terminan?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 21,10-19)…