Me sorprendiste en una tarde de otoño

… me sorprendiste en una tarde de otoño… mi corazón mimetizaba con las hojas secas que caían de los árboles, el gris de los días se espejaba en mis ojos cansados y entonaba con mi estado de ánimo… vi que las multitudes te escuchan con atención, vi a los enfermos volver sanos a sus casas, vi a los pobres mirarte con esperanza… y me animé a seguirte, sabiendo que junto a Ti tendía una oportunidad… con el tiempo me confiaste lo menos importante, pero para mi codicia el botín preciado, la bolsa común para los gastos de todos y para la ayuda a los necesitados… nunca entendí esa manía Tuya de pensar siempre en Tu Padre y en los demás… pero, en fin, esas son cosas de cada uno, pensé, que no tengo porqué seguir… hasta que llegó esa Cena en la preanunciaste el desenlace de tanta entrega con tu muerte, además nos lavaste los pies y me diste de comer en la boca… me desilusionaste, Jesús… yo esperaba una oportunidad y, a tu lado, todo es como un callejón sin salida… te cobraré el tiempo perdido, vendiéndote por treinta monedas, y seguiré mi camino probando suertes… la verdad es que siempre me pareció una locura aquello de morir para dar vida… la #rosasinporqué mira con tristeza a los mezquinos que sólo buscan oportunidades y nada entienden de gratuidad… ¿te sabes mezquino y no haces nada?, ¿cómo controlas la mezquindad y la avaricia?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 26,14-25)…