Hasta el fin, hasta el extremo

… hasta el fin, hasta el extremo… tanto amor entregado, donado, derramado, y todavía más… la única medida del amor es amar sin medida… en los gestos, en las miradas, en las palabras, en los silencios… ¡cuántos amores vacíos, estériles!… ¡cuántos amores que disfrazan egoísmos larvados, que maquillan ocultos intereses posesivos!… hasta el fin, hasta el extremo… para todos, con todos, sin hacer excepciones… jamás igualando, jamás nivelando, jamás masificando… siempre más, personalizando… soy barro, lo sé, pero junto a Ti, Señor, soy “barro enamorado”… cuando me lavaste los pies comprendí hasta donde llega el amor que es sin medida, servicio hasta el fin, hasta el extremo, por el bien del amado… siendo amado aprendí a amar y al amar me di cuenta que existo, que tengo vida y que soy mi fuga encendida en constante nacimiento… ahora amo y, en cada momento, amar es mi muerte urgida por un amor sin medida en incesante ardimiento… mas, cuando amar ya no intente, porque mi cuerpo apagado vuelva a la tierra absorbente: todo será devorado, pero no el amor ardiente de mi barro enamorado… la #rosasinporqué aprendió que sólo desde la gratuidad el amor es sin medida… ¿cómo vas a vivir estos días?, ¿te has dejado lavar los pies y se los has lavado a otros?… (con el Evangelio de hoy, San Juan 13,1-15)…