… ¿un mal momento?, ¿una sorpresa no aguardada?, ¿una interrupción indeseada?, ¿una irrupción sembradora de inquietudes?… entonces piensas: “debo irme, he de buscar y encontrar un lugar ideal que me proteja de tanto barullo”… pero el «lugar» no aparece, ni se entrega fácilmente… entonces multiplicas “oraciones”, «retiros», «refugios»… y con razón, pero, lo sabes muy bien, ¡no bastan!… no alcanza todo ello para proporcionar el reposo y la quietud que deseas… ¿entonces?… nada más saludable que integrar «lo adverso» en el desarrollo habitual sin descomponerte… es urgente y harto necesario que descubras que toda tu vida, que cada jornada, posee «fundamentalmente» una dimensión espiritual de gratuidad… no es la situación externa, molesta e inoportuna, siempre mezquina y reducida, lo que te quita el sueño… es la lucha interna por abandonarte o no, por confiar no en ti sino en quien te ama tanto… busca la paz en la ofrenda de tu vida, en la presentación de toda tu existencia a la gratuidad… la #rosasinporqué confía totalmente y se abandona sin resistencia a la gratuidad, por eso amanece siempre tan hermosa… ¿has podido abandonar tu vida entera en las manos de Quien tanto te ama o sigues manipulando antojadizamente tu libertad y la de tus hermanos?, ¿has ofrecido tu corazón, tu mente, tus manos, tus pies, tus labios, tus ojos, tus oídos, tus días?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 12,46-50)…