Madrecita mía de Luján

… Madrecita mía de Luján, quiero dejar mis armas a tus pies, empezando por la palabra que empuño, para escuchar la que venga de Él… quiero soltar la seguridad en que me escudo, y aceptar lo que vulnerable es… quiero descalzarme de lo que en mí sea orgullo, y abajarme cuanto deba crecer… quiero despojarme de las cosas de lujo, y arroparme con tu sencillez… quiero quitarme el sombrero de mucho, y bajar bien la cabeza, que hay mucho por aprender… la “rosa sin porqué” reconoce su pequeñez y no se avergüenza ni se entristece por ella… ¿te reconoces hijo necesitado u ostentas tanta soberbia que ya no necesitas de tu Madre?, ¿sabes pedir con humildad cuando necesitas o exiges con prepotencia como si los otros te debieran?… (con el Evangelio de hoy, San Juan 19,25-27)…