Lo importante es la fidelidad profunda

… “caminante peregrino”, llega el momento en que te preguntas: “¿hacia qué lado?”… ¡te ves apurado a precipitar una repuesta o a tomar una decisión!… tu perplejidad no cede, tu desconcierto aumenta… la angustia consiguiente se debe a olvidar la dimensión interior, la ermita, la montaña del corazón… porque todo tu esfuerzo se concentra en acertar esta, y sólo ésta, coyuntura… dependes en exceso de ella y tienes por cierto que no has de cometer errores irreparables… ¿irreparables?…

… pequeño y buen amigo, pequeña y buena amiga, ¡si en realidad no sabes muy bien de qué cosa se trata!… en las cosas de los caminos el peregrino no acertará «perfectamente»… lo que cuenta es el acierto profundo que puede muy bien ser compatible con una vacilación… y hasta con un error en lo de fuera… aunque sea verdad que no has de descuidar ningún trabajo y procurarás siempre lo mejor…

… pero no siempre hallas soluciones perfectas… y es muy frecuente la incertidumbre… lo importante es la fidelidad profunda… el gozo en la misma Presencia que nunca te falta ni te falla… sigue, pues, ese o este otro sendero según tu discernimiento sincero… no temas, lo “demás” es, luego, añadidura…

… entonces, ¡vamos!… ¡arriba!… ¡allí donde te encuentras ponte de pie y respira hondo!… con la “pequeña oración” de la mañana, y de cada momento, alejas toda inquietud vana sobre tus búsquedas y aciertos… sé honesto, sé sincero, no manipules, no titeretées a los demás, no seas oportunista, se fiel… el desconcierto de Herodes no era tal, su “querer ver” a Jesús era curiosidad no búsqueda… desayuna y matea con la Verdad del “pan del día”, (Lucas 9,7-9: “… y trataba de verlo…”)…