Ir a ‘otra parte’ sólo es posible en el corazón

… “caminante peregrino”, no permitas que las preguntas, interrogaciones y cuestiones avancen en tu panorama… has llegado a la ribera, has abandonado un mundo que no dejas de dejar… y, entonces, partes… ¡sigue partiendo!… creías que… “partir” consistía en emprender no sé qué viaje para alejarte rápidamente de los sonidos y estrépitos que tanto te mortificaban, y mortifican… pero has llegado a la ribera, junto al lago… y te has dado cuenta que “ir a otra parte” sólo es posible, en verdad, en el corazón…

… pequeño y buen amigo, pequeña y buena amiga, el culto a las exterioridades ha fenecido para ti si deseas y buscas el secreto escondido… hace ya mucho tiempo que soñabas con disfraces siempre diferentes… apostando a “seguridades” o a “tranquilidades” super-estructuradas… armaduras de hierro que pretendían y pretenden protegerte… hoy sabes que siempre quedabas detenido en el mismo lugar… quizá porque no acababas de distinguir el horizonte… hacia la ribera… hacia el destino que, sin embargo, no es allá…

… tu historia es arribar adonde nunca lo tuviste como posible… es así, aunque no se entienda el tejido escondido de semejante afirmación y pretensión… allí, o aquí, adonde son tan pocos los que llegan, porque desprecian la santa locura de quien por fin emprende el camino sin más… ¿el camino?… ¿qué camino?… ningún camino de esos que están por ahí… cuando consideras que estés es que trazaste una huella o mil huellas… ¿camino?… ¿progreso?… pues nada de todo eso…

… entonces, ¡vamos!… ¡arriba!… ¡allí donde te encuentras ponte de pie y respira hondo!… con la “pequeña oración” de la mañana, y de cada momento, recuperas tu identidad profunda de caminante y orante… sin método, sin ensayo, sin plan… ¿cómo y dónde?… aquí no más… y hacia muy adentro, efectivamente, “más allá”… porque estarte “quieto” es “caminar” por no sabes dónde, porque ya se está… desayuna y matea con la Verdad del “pan del día”, (Lucas 9,18-22: “… ¿quién dice la gente que soy yo?…”)…