… ¿lloras?, ¿por qué lloras?… ¿a que se deben esas lágrimas húmedas que ajean tus mejillas?… ¿cuál es el origen de tu dolor y desconsuelo?… todas preguntas inútiles, y hasta impertinentes, cuando el único lenguaje que te queda es esas lágrimas incontroladas… el horizonte no está despejado, nubarrones oscuros ocultan el sol… en efecto, adentro está nublado, muy nublado… suponías que tantas cosas acaecían fuera, por allí, sin reparar que lo que acontece está aquí y depende de tu interior… sin embrago, tras esos terribles lamentos, detrás de esas murallas frágiles de papel que levantan los incrédulos, sigue sin pausa la melodía que trae la gratuidad y siembra la paz… ¡espléndido amanecer de una presencia que le da sentido, valor e importancia a tus lágrimas!… ¡aurora sin par que sólo nace después del dolor!… decirle a tu dolor y muerte que yacen que se levanten, es invitarte a que también tú te levantes… entonces no necesitarás enjugar esas lagrimas sino dejar que humedezcan la tierra reseca de tu corazón dolido para que la semilla del amor sembrado germine en nueva vida… la #rosasinporqué llora las pérdidas con lagrimas húmedas que riegan sus raíces para volver a florecer nueva… ¿contienes inútilmente tus lágrimas pensando que es mejor no llorar?, ¿lloras con lágrimas secas o con lágrimas húmedas?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 7,11-17)…