¡Levanta tu mirada!, el Cielo está abierto ya mismo, en tu corazón

… “caminante peregrino”, andar con tu Señor por los caminos del mundo como si fuera un “desierto” no comporta huir de las tentaciones… sino más bien, como Él y con Él, enfrentar “desnudo” al tentador… pensar que hoy las cosas son diferentes es una ilusión fatal… el opositor del género humano no está ligado a lugares, tiempos o condiciones de vida… quien “camina orando”, en este mundo desmitizado, ha entrado inmediatamente en el “desierto”… al silencio, a la soledad… a los desolados parajes de la sed y de engañosos espejismos…

… pequeño y buen amigo, pequeña y buena amiga, si piensas que no es así y descrees de la malicia del tentador… corres el riesgo de desconocer la verdadera naturaleza de las dificultades que inevitablemente deberás encontrar… quedarás sorprendido al hallar en la “viña” tanta “cizaña”, “espinas y cardos” en lugar de “uvas”… y no entenderás que ha sido el “enemigo” quien las sembró ocultamente… ¡esta lucha no es un simple accidente, un imprevisto, sino que es parte integrante de la vida de quien camina orando!…

… ¡terrible secreto de tu lucha!… ¡no estás sometido al juicio apresurado de nadie!… ¡quién puede adivinar la hondura de los caminos inéditos que se abren en los horizontes, más allá de límites y de fronteras!… pero ahí están, aquí -no más- se despliegan, sin necesidad de publicidad alguna… sin otro eco que la propia belleza del acontecimiento y del instante… no precisas ruido ni tempestades, ni fuego, ni ventoleras… levanta tu mirada, el Cielo está abierto ya mismo, en tu corazón…

… entonces, ¡vamos!… ¡arriba!… ¡allí donde te encuentras ponte de pie y respira hondo!… con la “pequeña oración” de la mañana, y de cada momento, eres buena semilla en el Reino para gloria de tu Señor y para bien de tus hermanos… cuida, pues, que la cizaña de los gestos indiferentes, de las palabras hirientes, de las miradas torcidas, no contaminen la siembra… no seas displicente, ni despectivo, ni autosuficiente… desayuna y matea con la Verdad del “pan del día”, (Mateo 13,36-43: “… se arranca la cizaña y se la quema en el fuego… ”)…