Las aguas, sobre las que navegas, parecen agitadas en exceso

… las aguas, sobre las que navegas, parecen agitadas en exceso… la pregunta se reitera y te quedas aquí no más, sin saber, sin obrar, casi afectado por una especie de parálisis que no te deja andar… este «lugar» o punto de partida es territorio de angustia y de ausencia… deja, pues, que el interrogante resuene porque no halla respuesta… es apertura a un dolor que da la impresión de no acabar… pero no has atendido, no has -hasta ahora- escuchado el latido profundo… perdiste el tiempo buscando tan lejos lo que está oculto dentro… ¿no es así?… la verdad, que tanto ansías, no se halla en textos de ningún género… al menos en ese grado que requiere tu corazón… la gratuidad vuelve a imponerse como camino y como respuesta… tu oración tampoco consiste en textos, ni aún en palabras de no sé qué corte, sonoridad y estilo… la luz la hallas superando el límite angustiante de hechos y de cosas… es verdad que nunca te sentirás digno de un perdón suficiente… sin embrago Quien te dice que te levantes y camines es porque antes te ha perdonado, no podrías caminar si Su perdón gratuito no te hubiera liberado… la #rosasinporqué no sufre de parálisis, porque la gratuidad gratuitamente ha perdonado sus espinas… ¿reconoces que eres libre de caminar no porque haces lo que quieres sino porque te han perdonado?, ¿perdonas permitiendo caminar libremente o perdonas esclavizando y condicionando?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 9,1-8)…