La sencillez, ¡que hermosa!

… la sencillez, ¡que hermosa!… ¡qué gozo tan grande cuando entiendes el lenguaje de los pájaros!… porque ellos vuelan como el alma y poseen la maravillosa condición de hablarte por el sólo hecho de existir y de ser tales como son… así se abren las fronteras en el secreto maravilloso de lo más profundo… todo habla o, mejor, todo canta y es un himno de alabanza que se vuelve tuyo cuando te das cuenta de que sólo lo esencial merece tu atención… ¡cuántos vanos esfuerzos para realizar un magnífico viaje de vacaciones!… pero siéntate, ahora mismo, junto a un árbol y bébete un vaso de agua… deja de lado las noticias recientes y las alarmas del día… deja y deja aquello en el nivel que le corresponde y goza del resplandor de las cosas, de los rayos de luz del ser que, como el sol con el aire, todo lo llena de su presencia… el mejor viaje es este: camina al corazón y al fondo y goza de los viajes inmensos en el territorio inalienable que la gratuidad le brinda a tu corazón… vive una y otra vez sin complejizar no complejizarte… revive, que nada ni nadie te puede quitar la realidad, la hondura y la paz… la #rosasinporqué al vivir en y de la gratuidad sabe que todos los rayos de luz la llevan al sol… ¿vives con sencillez o eres un experto en complicar y complejizar todas las cosas?, ¿haces difícil la convivencia o tratas de facilitar las relaciones?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 6,1-5)…