La palabra escrita tiene un peso, porque queda

… la palabra escrita tiene un peso, porque queda… pero una cosa es la palabra escrita sobre papel, y otra la palabra escrita sobre una pantalla táctil… en el vértigo de hoy pareciera que la palabra tiene un tiempo de devaluación y de amortización… en tiempos de sociedad líquida, ¿también tu palabra puede escurrirse y evaporarse?… ¿dos minutos es el plazo que le das a la expresión de lo que guardas dentro?, ¿dos minutos para hacer desaparecer un “losiento” o un “te quiero”, sin dejar huella?… el riesgo es pensar que, efectivamente, lo que eliminas de una pantalla, ya no existe… pero no todo tiene vuelta atrás, y lo que borras, no lo ves, pero no desaparece… piensa que la Palabra se hizo carne, para hablar en gestos y profetizar amores… se hizo frágil, para romper certidumbres y derribar fortalezas… se hizo niño para crecer aprendiendo y enseñar viviendo… se hizo voz, en el llanto de un crío y en las promesas de un hombre… se hizo brote que en el suelo seco apuntaba hacia la Vida… se hizo amiga para anular soledades y trenzar afectos… se hizo de los nuestros para enseñarnos a ser de Dios… se hizo mortal, y atravesando el tiempo nos volvió eternos… la #rosasinporqué pronuncia palabras que no se borran, porque cada palabra nacida de la gratuidad no es vana… ¿cómo son tus palabras?, ¿abusas de las palabras o las usas sin medir su significado ni incidencia en los demás?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 4,31-37)…