… por la gratuidad siempre nueva ya tienes un horizonte despejado, ¡no te detengan sombras inesperadas!… hay, permanentemente, un respiro que te sustenta… suave soplo en la noche serena, ¡aguárdalo!, no te ha de defraudar… es necesario que acojas con alegría lo que ayer te parecía oscuro… en realidad parece oscuro aquello que empuja y no da paz… parece oscuro, ¡y es oscuro!, lo que brota de ambiciones desordenadas y pensamientos retorcidos, lo que ilusiona con poder y con ecos resonantes… ¿acaso quieres ocupar no sé qué lugar o puesto?… esto en realidad no es gratuidad para servir, sino mezquina ambición de ser servido… no fabriques ni apresures tu “vocación ni tu misión”… la ansiedad engaña, sosiégate y nada más… no quedes seducido por los premios rápidos y medidos por los relojes humanos… es ya la oportunidad y el momento de que afrontes con coraje lo que no se «siente», más allá de la «ausencia», donde aparece la única presencia… pasa a través de la ausencia… atiende, escucha el silencio, su intensidad y su lección permanente… no temas, tendrás tu “parte”, sigue y nada más… la #rosasinporqué no anda pendiente de puestos ni de lugares ni de ascensos, vive plenamente en la gratuidad que la sustenta… ¿codicias desordenadamente puestos, lugares y poder?, ¿vives para servir y eres libre de escalafones y ranking o eres un esclavo trepador que pisa a sus hermanos?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 20,20-28)…