La esperanza antes de explicarla, ¡se vive!

… “caminante peregrino”, todavía te preguntas por «lugares» y «destinos»… en realidad las respuestas pueden ser muy variadas, sobre todo cuando un mundo lleno de inquietudes interrumpe la reflexión serena… pero aquí se trata de otra cosa… hallas con dificultad esa suerte de «pertenencia» que parece asegurarte… y te asocia a esto o a aquello… porque, en realidad, ¡no perteneces ni a esto ni a aquello!…

… pequeño y buen amigo, pequeña y buena amiga, es muy urgente descubrir y reconocer por fin el hondo secreto de la soledad que te libera de esto y de aquello… ¡la soledad!… es claro que no es aquí ni allí, ni esto ni aquello… este hondísimo horizonte se revela propiamente en estas ocasiones: cuando buscas lo que no encuentras… o aguardas lo que juzgas una verdadera ayuda en tiempos difíciles…

… lo cierto es que si no se trata de aquí ni de allí… ni de esto ni de aquello… estás en la ventajosísima situación de arribar a un destino verdadero y auténtico… que trasciende los límites y las estructuras que fingen… o que ilusionan acerca de lo que no pueden dar… quizá no puedas definir pero puedes, ¡vaya!, vivir… la esperanza antes de explicarla, se vive…

… entonces, ¡vamos!… ¡arriba!… ¡allí donde te encuentras ponte de pie y respira hondo!… con la “pequeña oración” de la mañana, y de cada momento, descubres que tu Señor es el Esperado que completa toda expectativa… mira los signos mesiánicos cumplidos y no te escandalices… ya los ciegos ven, los sordos oyen, los paralíticos caminan y la buena noticia es anunciada a los pobres… desayuna y matea con la Verdad del “pan del día”, (Lucas 7,19-23: “… ¿eres Tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?… )…