¡Incomprendido!

¡Incomprendido!
¡Desvalorizado!
¡Despreciado!
¡Marginado!

¡Incomprendido!
¿Qué buscas
cuando apareces
y desapareces?
Te muestras de noche,
te escondes de día.
¿juegas
a las escondidas?

¡Desvalorizado!
¿Qué pretendes
cuando hablas
y cuando callas?
Tus palabras te velan,
tus silencios te revelan.
¿necesitas, acaso,
intérpretes?

¡Despreciado!
¿A quién se le ocurre
ponderar la pobreza
y cuestionar la riqueza?
Se te encuentra renunciando,
se te pierde acumulando.
¿Nunca te enseñaron
a sumar?

¡Marginado!
¿Insinúas algo
naciendo rechazado
y muriendo abandonado?
Triunfas en los débiles,
y derrotado en los poderosos.
¿Es ésta tu plataforma
electoral?

Señor,
¡te he buscado
por tantas partes!,
he hurgado escondrijos,
perforado rocas,
escalado montañas,
seguido estrellas,
interrogado bibliotecas,
inspeccionado detalles,
buceado océanos,
¿se te puede encontrar?

Señor,
¿nos hiciste
para no encontrarte?,
¿para deambular
angustiados
toda la existencia?,
¿para preguntar
donde no hay respuestas?,
¿para andar
donde no hay senderos
ni se puede caminar?

Amigo, mío
si los milagros
que en ti permití
y desplegué,
los hubiera
hecho en otros,
¡hace tiempo
me hubieran encontrado!

Amigo mío,
no es Mí a quien deseas,
sino satisfacer tus búsquedas.
Es que te inquietas
por respuestas.
Y Yo no soy
ninguna “respuesta”.
¡Date cuenta!

(… la #rosasinporqué no busca respuestas porque la gratuidad le ofrece todas… con el Evangelio de hoy, San Mateo 11,20-24…)