Descubrir

Descubrir
en una rosa
la gratuidad;
en un instante
la eternidad;
en una sonrisa
la totalidad;
en una caricia
la intimidad;
en una mirada
la sinceridad;
en un abrazo
la fraternidad;
y ser feliz…

… ¡y elevar,
con los ojos,
el corazón,
al cielo!…,
y ser feliz…

… ¡o traer
el cielo
a los ojos
del corazón!…,
y ser feliz…

… ¡o dejar
al corazón
en el cielo
de los ojos!…,
y ser feliz…

… y alabar,
sí, ¡alabar!…
… y no poderlo callar,
ni ocultar, ni evitar…,
y ser feliz…

¡Quién pudiera
ser feliz
con una rosa,
con un instante!

… los pequeños
pueden;
… los niños
pueden,
… los sencillos
pueden,
… los humildes,
pueden…

Ellos pueden
porque no pueden,
porque aceptan
no poder,
porque no se quejan
no poder,
por eso son
humildes,
sencillos,
niños,
pequeños…

“¡Te alabo, Padre,
Señor del cielo y de la tierra,
por haber ocultado estás cosas
a los sabios y a los prudentes,
y haberlas revelado a los pequeños!”

(… un detalle:
al decir esto, al Señor
se le ensanchó el corazón
de gozo y alegría…)

(… la #rosasinporqué alaba con júbilo la gratuidad en su vida y, así, contagia alegría… con el Evangelio de hoy, San Mateo 11,25-27…)