¡Impresionante!… el momento más fecundo es el de la muerte

… “caminante peregrino”, el panorama de las superficies puede ser -siempre- sumamente seductor… si te estableces a la vista de todos y con general beneplácito y aplauso, más todavía… ¡pero esto es un engaño!… un solo «sometimiento» a la vida misma… a un sufrimiento indescriptible o incomprensible… buceando en su hondura y en su proyección y ofrecido y elevado a Dios… ¡vale más que diez mil premios, atenciones o éxitos pretendidos!…

… pequeño y buen amigo, pequeña y buena amiga, es la enseñanza del grano de trigo… “si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto”… ¡impresionante!… ¡el momento más fecundo es el de la muerte!… ¿cómo sumergirte en esa verdadera dimensión que no tiene a su disposición ni propaganda, ni sistema alguno de difusión?…

… te seduce «difundir», hacer una y otra vez pantomimas en el escenario para que todos te vean… preguntas: “¿cuánta gente hay?”… y según la medida te parece que vale la pena actuar… insistes en los balcones que miran hacia afuera: sentidos y potencias… y olvidas a Aquel que es Quien todo lo ve… volcado a los objetos olvidas al Sujeto…

… entonces, ¡vamos!… ¡arriba!… ¡allí donde te encuentras ponte de pie y respira hondo!… con la “pequeña oración” de la mañana, y de cada momento, dejas el encierro del envoltorio vanidoso que te conserva y aísla… triste el grano de trigo que no quiere ser sembrado para germinar, se resiste a ser triturado para ser harina, se niega a ser amasado para ser pan e impide ser comido para dar vida… desayuna y matea con la Verdad del “pan del día”, (Juan 12,24-26: “… si muere, da mucho fruto … ”)…