Importante es, siempre, que evites el ansia por el «hacer»

… importante es, siempre, que evites el ansia por el “hacer”, que surge sin advertencia como todo aquello a lo que estás en exceso acostumbrado… parece que no te sientes bien hasta que emprendes esto o aquello y te reconoces en tales acciones o actividades que te empujan hacia fuera e interrumpen la quietud de tu corazón, sembrando dudas e inestabilidades… es hora que descubras algo asombroso, deja que amanezca en el paisaje de tu corazón… es que hay una certeza inconmovible: ¡eres amado no por lo que haces sino simplemente porque se te ama!… puedes percibir todas las voces y los cánticos que por allí resuenan, puedes maravillarte de armonías y manifestaciones llenas de luz, puedes aprender siempre algo nuevo y atender a tantas sorpresas, puedes crear y emprender caminos, abrir horizontes, horadar murallas y hasta atravesar sus tantas grietas… pero nunca tanto puedes como cuando no puedes, nunca tanto como cuando recibes, nunca como cuando se abre tu corazón a quien te ama… escucha, pues, y arrodíllate en el fondo de tu corazón… adora donde nadie sabe ni sospecha… no eres lo que has hecho sino lo que decides hacer con ello… la “rosa sin porqué” escucha humildemente el silencio que la despierta y, entonces, gratuitamente regala su belleza… ¿escuchas antes de hacer o simplemente haces por hacer?, ¿reconoces que eres valioso por quien te ama y no por lo que haces?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 8,19-21)…