En horas de prueba desaparecen los «lugares» para dejar paso y espacio a una dimensión más alta y hasta «definitiva»

… en horas de prueba desaparecen los «lugares» para dejar paso y espacio a una dimensión más alta y hasta «definitiva»… te preguntas hoy, como ayer, ¿dónde está el cielo?, ¿allí arriba, bien lejos?… deja de hacer conjeturas y no imagine: conoces el cielo… más aún: lo ves, lo descubres cuando esos ojos que te aman te miran… la voz del Señor insiste: “no temas”… Él te repite: “¿tantas veces contigo y aún no sabes que Yo estoy en el Padre y el Padre está en Mí?”… pero te asaltan las dudas, las tentaciones… la severidad de la «hora» que no puedes calificar, te deja perplejo… ¡dimensión más alta y honda! (¡pobre expresión que no alcanza a decir nada!)… el Señor vuelve a repetirte: “¿por qué te confundes y te agitas ante los problemas en vez de dejarme al cuidado de todas tus cosas?”… huye de las preocupaciones angustiosas y de los pensamientos acerca de lo que pueda suceder y sucederte después… cierra los ojos y confía… suavemente vibra un llamado que es antiguo y que es nuevo… es la voz permanente e indudable del Amor primero: “¡Yo te amo!”… la #rosasinporqué no endurece su corazón a la voz de la gratuidad, por eso aurorea confiada y hermosa cada mañana… ¿está tu corazón endurecido de tal manera que no oyes ni ves sino lo que quieres y deseas?, ¿qué haces para evitar la dureza del corazón, la esclerocardía?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 13,10-17)…