Haz una prueba

… haz una prueba:
calla y, simplemente,
observa con amor…

… quizá ya es hora
que descanses un poco,
aunque, seguro, recién te levantas
y comienza tu jornada,
y ya se agita tu alma…

… pero no vale la pena
comenzar a andar
con el cansancio a cuestas…

… deja, por lo menos, hoy,
y, también, siempre,
que suenen otras campanas
en el silencio amable del corazón,
en tu ermita interior…

… procura hacer las cosas
como si no las hicieras,
apartado de métodos y maneras…

… entonces no procures
una suerte de perfección inexistente:
simplemente abandónate
en Quien te mira y ama,
y deja y olvida por un instante…

… no sabes adónde llegas,
ni tampoco dónde estás,
y menos quién eres…

… aprende a orar mirando…
… la oración no es un «discurso»,
ni un horario a cumplir,
ni campanas que resuenen
por el sólo hecho de hacerse oír…

… deja que el Señor
te haga presente y te levante,
aunque no logres resultados tangibles…

… déjate amar y abrazar, Dios te lleva…

“… vengan ustedes solos a un lugar desierto,
para descansar un poco…” (Marcos 6,31ª)

(… la “rosa sin porqué” no comienza el día ni agitada ni cansada ya que la gratuidad la acompaña… con el Evangelio de hoy, San Marcos 6,30-34…)