¡Gratuidad!, contemplaste una vez su rostro y permaneciste embelesado

… ¡gratuidad!, contemplaste una vez su rostro y permaneciste embelesado… ¿qué hubiera sido de ti si no la conocieras entonces?… hoy, cuando se apiñan tantas máscaras engañosas, sería imposible soportar la fealdad… porque la luz, pequeña luz, surge sola en la oscuridad que precede a la aurora… entonces el aire regala su perfume y trae los ecos del río que pasa muy cerca… no se distinguen las flores y aún las aves duermen escondidas en la noche… es la hora del rostro escondido, de esa admirable faz con vocación de sol, pero que no has de descubrir todavía… el “sentido” se levanta ya en tu corazón, que es anuncio, profecía y gusto del amanecer sin ocaso… es muy posible que te dejes vencer por no sé qué gustos o costumbres, según la hora del día, cuando olvidas la gratuidad y su esplendor… la gratuidad no se percibe en ruidos ni quehaceres… aquello que alegra tu corazón y de veras te premia, no será jamás encontrado en ningún torneo ni encuentro mundano… la #rosasinporqué sabe que para la gratuidad nada hay imposible, por eso no pierde la confianza en medio de las pruebas… ¿reconoces que la confianza y la paciencia todo lo alcanzan?, ¿es la gratuidad la roca que te sostiene?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 17,14-20)…