Faltan seis días

… faltan seis días, lo sé, lo presiento, el Cordero Pastor será llevado al matadero para la cena pascual… las aclamaciones de ayer, tan espontáneas y sinceras, de una esperanza contenida desde los orígenes, no me dejaron tranquila… los Hosannas se desvanecerán y quedarán en el recuerdo… las expectativas del pueblo, ¿serán otra vez manipuladas por los espurios intereses del poder de turno?… hoy estás, Señor y Maestro, en mi casa, ¡déjame, entonces, romper el frasco de mi corazón arrepentido y perdonado sobre tus pies y secarlos con mis cabellos!… sé que este ritual de amor se hace sobre los muertos, pero deseo hacerlo ahora que estás en mi casa, porque después el dolor y las lágrimas me sumergirán en el desconsuelo… ¿qué enamorado puede soportar la pérdida del amado?, ¿qué amigo puede seguir viviendo cuando el otro yo queda muerto?… ¡déjame, Señor y Maestro, romper el frasco de mi corazón amigo y enamorado!… ¡no podía imaginar igual fragancia que impregnara a todos en la casa!… es que lo más intenso es, también, lo más recogido y silente… es la hora de la rosa que perfuma en el desierto, no parece que quiera lucir su presencia, ni su perfume, ¡simplemente está ahí!… faltan seis días, lo sé, lo presiento… la #rosasinporqué se rompe y derrama su fragancia de gratuidad a todos los que están en la casa… cuando se rompe tu corazón, ¿qué fragancia sale de él?, ¿cómo vas a vivir estos días?… (con el Evangelio de hoy, San Juan 12,1-11)…