¿Existe una llave para la felicidad?

¿Existe una llave para la felicidad?
¿Dónde encontrarla?, ¿cuánto cuesta?
¿Es la felicidad una meta a la que se llega,
o un camino que se transita?
¿Es para todos
o está reservada a algunos?

Pero, ¿qué sea la felicidad
que tanto se busca y se desea
y, algunos, sacrifican todo para obtenerla?
¿Es saciedad o plenitud?,
¿es individual o comunitaria?,
¿es pública o privada?

¿Existen reglas para ser feliz,
o cada uno se las inventa?
¿Es sustantivo que se posee,
adjetivo que se merece,
o verbo que actúa y mueve?
¿Es analgésico que duerme?

¿A quién se le ocurre
saciar el hambre con agua,
calmar la sed con pan?,
¿a quién se le ocurre
construir sin cimientos,
volar sin alas?,

¿A quién se le ocurre
decir tan solo “Señor, Señor”
y no vivir conforme a Su voluntad?
Insensatos, infelices,
vanos, superficiales,
desfondados.

“Hacer la voluntad de Dios
y ser feliz es lo mismo” (Siervo de Dios Guillermo Muzzio)

“No son los que me dicen: ‘Señor, Señor’,
los que entrarán en el Reino de los Cielos,
sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo” (Mateo 7,21)

(… la “rosa sin porqué” construye sobre la gratuidad por eso se mantiene serena y feliz bajo cualquier circunstancia… con el Evangelio de hoy, San Mateo 7,21.24-27…)