Esperas, pero no te preparas

… esperas, pero no te preparas y, entonces, encoges la esperanza… estar preparado para recibir, no es sumisión sino delicadeza… saber “esperar preparado” es sabiduría evangélica, es de enamorados, soñadores y poetas… saber esperar con el overol de trabajo y el traje de fiesta, saber esperar con las manos ocupadas y el abrazo en la mirada, saber esperar ayudando y sirviendo y desgranando del rosario las cuentas… estar preparado es previsión y degustación anticipada… lo que importa es verte a ti, y no cómo me encuentro yo… lo que importa es que regresas tú, y no la demora ansiosa que desgasta la paciencia… a veces hay que esperar demás, porque las palabras tardan y la vida suspende su fluir… a veces hay que callar, porque las lágrimas hablan y no hay más que decir… pero siempre hay que estar preparado a abrir la puerta cuando alguien llega, a ofrecer una mano sin que el otro la requiera, a abrazar y perdonar cuando el ido regresa… a llorar y a orar cuando todo se enluta con esta pandemia pero también a sonreír y a cantar cuando haya fiesta… el sabio espera preparado, el necio ni se prepara ni espera… la #rosasinporqué sabe esperar las mañanas preparada con su vestido de fiesta que es la gratuidad… ¿te preparas?, ¿cómo es tu esperanza?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 24,42-51)…