“Esperar” debería tener siempre un significado activo

… “esperar” debería tener siempre un significado activo, la espera no puede separarse de “buscar y hallar”, de “actuar”, de “compromiso”… la espera está llamada a ser verdadera pasión, agradecida, auténtica sed de Dios y de los demás… hay dos arquetipos de la espera que ponen gráficamente de manifiesto dos concepciones contrapuestas… de un lado estaría la espera de quien “espera el tren”… se trata tan sólo de tener paciencia y ocupar el tiempo, de “dejar que el tiempo pase”, y que lo haga lo más rápidamente posible… el tren llegará más tarde o más temprano, el tiempo que tarde en llegar es, casi siempre, tiempo perdido… nada de lo que hagas hará que el tren llegue antes… y hay otro arquetipo de la espera: la espera de una mujer en estado de dar a luz… la llegada de quien ha de venir es no sólo deseada sino anticipada, soñada, ilusionada… antes de su llegada ya está presente, forma parte de la vida y la condiciona… es una espera que también conlleva miedos, que cambia la vida y que la cambiará aún más… es una espera que a menudo presenta “anticipos”, es una espera en la que deseas “dar la bienvenida”… es una espera habitada por quien ha de venir, es una espera en la que hay cabida para tu acción… esta espera significa poner en alguien tu esperanza, y ese alguien no eres tu ni tu actividad… la esperanza conlleva una espera para que no se trate simplemente de una ilusión, para que no te precipites por tus fuerzas, sino que estés preparado para recibir a ese alguien… la #rosasinporqué sabe esperar y se prepara gozosa para el encuentro con la gratuidad abriendo sus pétalos agradecida… ¿cómo esperas al Dios de la vida?, ¿cómo esperas a los tuyos?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 12,35-38)…