… es temprano, Madre de los encuentros hondos y verdaderos, el templo está cerrado y muchos quisieran hoy entrar… ya son muchos días, demasiados, cada día más largos e interminables, de no poder salir… el encierro desgasta, la pérdida de los encuentros desgasta… Tú te pusiste prontamente en camino ante la necesidad de compañía de tu prima Isabel… entraste en su casa y permaneciste con ella, y fue el encuentro de dos embarazadas de vida y de esperanza… Madre mía, hoy sales de visita por las casas de tus hijos, vienes a nuestro encuentro en este asfixiante aislamiento… no tengo ganas de rezar sino sólo de mirar, no tengo nada que ofrecer aunque tengo mucho que pedirte… hoy sólo, Madre de todos, quiero mirarte, contemplarte, mirar a los míos, contemplarlos, llorar sin que nadie me vea… saber que somos tus hijos y que Tú vienes y estás a nuestro lado, trayendo vida, esperanza y alegría… hoy, sin decir nada, quiero, al ver pasar tu imagen bendita por las casas de los tuyos, contemplar tu rostro y el rostro de tus pobres, dejar al corazón con su propio lenguaje, que sea un encuentro de miradas y de abrazos… nada más… la #rosasinporqué sale al encuentro de cada uno todas las mañanas, con su gratuidad contagia vida, esperanza y alegría… ¿te pones en camino hacia quienes necesitan?, ¿entras en sus corazones y te quedas en y con ellos?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 1,39-56)…