Enterarme de todo

… enterarme de todo,
y no saber nada;

desconcertado,
por quedarme con opiniones,
y no ir a lo esencial,
por no estar Contigo
y escucharte;
tratar de verte,
por curiosidad,
y ¡nada más!…

… ¿a este barniz
lo llamo Fe?;
¿a esta superficialidad
la disfrazo de saber?;
¿esta mediocridad
es la escasa medida
de mi responsabilidad?…

… eres Pan universal
que bajaste del cielo
subiendo desde el surco;
y eres Levadura inquieta,
disuelves eternidad entre la harina
y llenas mi vida de preguntas…

… eres Horizonte que me llamas
hasta lo más hondo del deseo
desde la creación de Ti reconciliada;
y eres Camino que se estrena
en el sendero más pequeño
que te busca saliendo de sí mismo…

… eres Fuego inextinguible
que me haces luz en Ti
y me quema lo que estorba;
y eres el Agua de la vida
que mana sin prisas en mi pozo
y alienta rostros y desiertos…

… eres el Viento impetuoso
que hincha las velas de la audacia
sobre el mar encrespado de amenazas;
y eres Brisa suave y tierna
que se siente en el fondo de mi barca
y acaricia la piel arada de salitre…

“… ¿quién es este
del que oigo decir
semejantes cosas?;
y (Herodes) trataba de verlo…”
(Lucas 9,9b)

(… la “rosa sin por qué” ahonda en la gratuidad y así supera cualquier curiosidad, mediocridad y mezquindad… con el Evangelio de hoy, San Lucas 9,7-9…)