Encorvado, retorcido

… encorvado, retorcido,
sin poder mirar al cielo;
hasta que apareciste Tú, Señor,
y me liberaste con tu descomunal amor…

… límite que me liberas
cuando reconozco mi contingencia;
límite que me encadenas
cuando prevalece mi soberbia…

… es que el silencio es el espacio
para escuchar lo inefable;
y la espera es el tiempo
para cultivar lo imposible…

… es que la noche es la pupila
para ver lo invisible;
y, así, el límite es la orilla
para abrazar lo infinito…

“… Jesús, (al ver a la mujer encorvada),
la llamó y le dijo:
‘mujer,
estás curada de tu enfermedad’…”
(Lucas 13,12)

(… la “rosa sin por qué” experimenta la libertad cuando la gratuidad le hace aceptar sus límites… con el Evangelio de hoy, San Lucas 10-17…)