… encerrados por el miedo
de adentro y de afuera,
el de adentro: ¿quiénes somos?,
el de afuera: ¿qué pasará?…
… pero unidos por el amor,
de adentro y de afuera,
el de adentro: la oración,
el de afuera: la entrega…
… irrumpe tu Espíritu,
por dentro y por fuera,
por dentro: fuego que quema,
por fuera: huracán que lleva…
… es tu Pascua multiplicada,
siete semanas y el Día,
cincuenta días después,
Pentecostés…
… ahora somos tu Iglesia,
donde va pasando sin cesar
el sacramento multicolor
de la calle cotidiana…
… ahora somos tu Templo,
y en esta arteria de tu Cuerpo,
la sorpresa de las libertades
crea liturgia sobre las aceras…
… ahora somos tu Pueblo,
nuestros ojos merodean por las cáscaras,
¿son muy confusos los rostros
o nuestras miradas son turbias todavía?…
… Tú en nosotros y nosotros en Ti,
vamos a dónde no existen las calles,
una y otra vez, encendidos y empujados,
por tu Espíritu, Fuego y Viento huracanado…
… enviados a las calles,
¡vislumbramos en la Eucaristía,
al que esperamos ver y tocar,
al Invisible y al Intocable!…
“… los discípulos se llenaron de alegría
cuando vieron al Señor…
… como el Padre me envió a Mí,
Yo también los envío a ustedes…” (Juan 20,20b.21b)
(… la “rosa sin porqué” es movida y encendida por la gratuidad por eso siempre reconcilia… con el Evangelio de hoy, San Juan 20,19-23…)