En tu caminar de Cuaresma

… en tu caminar de Cuaresma, descubres un jardín de insondable belleza, cubierto de sol y de luz, que desciende permanentemente desde lo alto, desde el cielo… flores y aves lo atraviesan en todos los sentidos, es paz, esplendor y canto… en su centro una fuente cristalina que alimenta los arroyitos que parecen circundarlo, pero nunca lo limitan, más bien lo abren… porque atravesado el curso del agua pasas a otro jardín, que es el mismo, más elevado, más iluminado y más verde… una brisa ligera mece los árboles que se elevan de la tierra al cielo… ¡jardín y templo son uno!… no acaban, se abren más allá… llevas una lámpara de bronce, que es tu cuerpo… el preciado aceite que contiene es símbolo de tu alma… y hay una mecha, una mecha que se abre hacia afuera, tu espíritu… que ha de ser encendida por el Fuego del Espíritu que desciende desde lo alto y llega a habitar, a morar, en tu corazón… no puedes concebir esa mecha sin su Luz… cuerpo, alma, espíritu… el sol te ilumina y ese rayo de luz, único, personal, intransferible e incomunicable, te manifiesta que todo lo eres en Él… no eres una casa de comercio, no eres un basural, no eres cualquier cosa, ¡eres un templo si en el Señor te mueves y existes!… la #rosasinporqué florece en el jardín de la gratuidad, que es también el templo donde se encuentra con Dios… ¿es tu vida un jardín y un templo?, ¿dejas que el Señor desmantele lo que no sirve en tu vida?… (con el Evangelio de hoy, San Juan 2,13-25)…