El trabajo no es castigo

… el trabajo no es castigo,
sino promesa al heredar la tierra,
es pan para la mesa compartida,
es dignidad para la persona,
es providencia para la familia,
es desarrollo para la sociedad,
es bienestar para la comunidad,
es alabanza para el Creador
de todas las cosas…

… y, entonces,
el silencio es el espacio
para escuchar lo inefable;
la espera es el tiempo
para cultivar lo imposible;
la noche es la pupila
para ver lo invisible;
y el límite es la orilla
para abrazar lo infinito…

… no importa
el campo o la fábrica,
la oficina o el taller,
el claustro o la calle;
pero si importa
que el corazón siempre tararee
la música de las manos cansadas,
de los cuerpos encorvados,
de los pies que se arrastran…

“… ‘ganarás el pan
con el sudor de tu frente’…”
(Génesis 3,19ª)

(… “la rosa sin por qué” acompaña sus trabajos tarareando la gratuidad…)