El sol de la aurora

… el sol de la aurora,
el primero de la mañana,
ya toca el alma…

… el sol se levanta en el horizonte
y también en el corazón…

… ¿has visto cómo sonríen las rosas?;
también los jazmines en el jardín de mi casa…

…las flores educan en la sonrisa;
resplandecen en un canto sereno,
el de su sola presencia…

… no huyas ante las nubes;
sobre ellas -despejado-
se abre siempre el cielo…

… no te asusten los sonidos;
bajo ellos -escondido-
está el silencio…

… inefable aurora,
anunciadora de amaneceres,
despierta a mis hermanos
con la suavidad de tu presencia…

… pero, recuerda:
¡no tienes que estar
para hacer de tu misión realidad…

… ¡desaparece ya!,
y regresa, sin falta,
cuando quiera la noche
hacerse larga…

“… después que los ángeles volvieron al cielo,
los pastores se decían unos a otros:
‘vayamos a Belén,
y veamos lo que ha sucedido
y que el Señor nos ha anunciado…”
(Lucas 2,15)

(… la “rosa sin por qué” es como la aurora, tiene que desaparecer para dar lugar a la gratuidad a quien anuncia y anticipa… con el Evangelio de la Misa de la Aurora, San Lucas 2,15-20…)