Descubrirme amado gratuitamente

… descubrirme amado gratuitamente,
sorpresa de cada mañana de la vida,
¡tarde lo descubrí, valoré y agradecí!,
y, aún ahora, me enredo con ingratitudes…

… saberme amado gratuitamente,
no soporta la rutina que oxida,
y vuelve al amor cualquier cosa,
despreciando la mirada y la sonrisa…

… ¡cómo quisiera
pegar mi oído
a la piedra dura
para escuchar tu latido,
descorrer la cortina
de los ojos ajenos
para ver cómo me miras,
estrechar la piel curtida
de la mano agrietada
para palpar tu cercanía,
percibir el anhelo
de la noche perfumada
para oler cómo respiras,
saborear el secreto
de la alegría en sazón
para gustar tu dicha!…

… ¡cómo quisiera
dejarme amar sin más,
dejar atrás cálculos y medidas
que me acrediten ante los demás!…

… ¡cómo quisiera
conservar en mi memoria
la gratuidad de tu mirada
que revela mi insignificancia y nada!…

“… ‘el Espíritu Santo,
que el Padre enviará en mi Nombre,
les enseñará todo
y les recordará lo que les he dicho’…” (Juan 14,26)

(…la “rosa sin por qué” vive de la memoria de saberse amada gratuitamente, y eso le basta… con el Evangelio de hoy, San Juan 14,21-26…)