Es un desafío reconocer que tú mismo has armado las estructuras que te oprimen

… es un desafío reconocer que tú mismo has armado las estructuras que te oprimen… es urgente «desmontarlas» y desarmar los hierros que cubren el castillo interior que, a veces, queda muy pequeño… y esto es posible, y muy posible, cuando quitas fuerza a los mosquitos que vuelan o a la lluvia o al viento… ningún mosquito tiene identidad ideológica, no debe afectarte su vuelo aunque luego te lamentes de alguna picadura… y no puedes levantar una frontera a causa de los insectos… cuando sufres como consecuencia de esas estructuras, ¿tantas son?, es lo mejor no hacer caso y aceptar las picaduras… tu vida no cambia por ellas… eres lo que eres, a pesar de las injusticias que puedas padecer…desmonta, una y otra vez, esos muros de grandezas y altanerías… y penetra en tu castillo interior desde donde se abre todo el horizonte de libertad… los pequeños detalles son enormes, porque aquello que es mayor y más alto se manifiesta en lo pequeño… la gratuidad no necesita agrandarse para ser grande, no hace escándalo ni espectáculo… la #rosasinporqué no se agranda ni se ensoberbece, conserva por la gratuidad el valor de lo pequeño inmenso de la humildad y la sencillez… ¿valoras adecuadamente lo pequeño insignificante de los detalles?, ¿cuáles son los pequeños detalles que más valoras y aprecias?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 13,18-21)…