Déjate mirar, que en esos ojos que te ven tú mismo ves

… “caminante peregrino”, siempre pretendes «hacer» mejor las cosas… ¡pero la Compasión no halla allí su expresión adecuada!… la carencia de “fórmulas”, las insuficiencia de «sistemas», la precariedad de “soluciones”… son oportunidades para abandonarte a una suerte de Silencio creador… la limitación termina siendo una ventaja… una Buena Noticia…

… pequeño y buen amigo, pequeña y buena amiga, deja que advenga en tu corazón esa Novedad permanente que es nacimiento y aurora… tu riqueza es tu pobreza… no te ufanes de lo que puedes, regocíjate en lo que no puedes… no pretendas ningún título ni habilidad especial… ¿acaso no eres, también, como tu Señor, un “hijo del carpintero”?…

… entonces, ¡vamos!… ¡arriba!… ¡allí donde te encuentras ponte de pie y respira hondo!… con la “pequeña oración” de la mañana, y de cada momento, descubres que no hay habilidades ni capacidades sino «regalos» de Dios… ¡déjate mirar y contemplar!… que en esos ojos que te ven tu mismo ves… desayuna y matea con la Verdad del “pan del día”, (Lucas 4,16-30: “… Él me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres…”)…