Amor con amor se paga

… “caminante peregrino”, ¡cuánto es lo que ignoras!… tantas veces velas el sendero y no aciertas a distinguir las huellas, ni las flores, que lo señalan… hay cosas que las vives solamente en el silencio… es todo aquello de lo que no puedes dar razón… es todo aquello que sobrepasa tus consideraciones «publicitarias”, y tu furia por darlo a conocer… es la dimensión martirial de tu vida… ¡fidelidad!…

… pequeño y buen amigo, pequeña y buena amiga, es incomparable el valor de esas cosas profundas que no son manifiestas… ¡y que ni se compran ni se venden!… ¡el secreto y el silencio del Huerto!… ¡la fidelidad hasta la muerte!… ¿quién se atreve a hablar de ello?… tantas veces percibes sonidos… noticias… voces que debieran callar… que te quieren hacer callar…

… ¡tantas veces percibes el horror de la mentira, del engaño y de la traición!… pues ofrece otra vez… ¡y mil veces más!… ¿qué es el «sudor de sangre»?… vives en tu Señor, con Él y en Él… Su suerte es tu suerte en el secreto maravilloso del Nombre nuevo… que sólo conoce quien lo recibe…

… entonces, ¡vamos!… ¡arriba!… ¡allí donde te encuentras ponte de pie y respira hondo!… con la “pequeña oración” de la mañana, y de cada momento, te animas a la fidelidad no con tus escasas fuerzas sino con y por Quien te ama y te conforta… ¡amor con amor se paga!… si sigues a tu Señor, eres “testigo” de su incomparable entrega… eres “mártir” de Su amor… desayuna y matea con la Verdad del “pan del día”, (Marcos 6,17-29: “… era un hombre justo y santo… y le cortó la cabeza…”)…