… déjame, Señor, nacer de nuevo, otra vez,
con un corazón reconciliado y convertido,
y que la ceniza me libre de la artera hipocresía…
… libérame, Señor, de las “sensaciones seductoras”
que me colonizan con las “marcas de la moda”
y me absorben en la fantasía de lo pasajero…
… afina, Señor, mi “sensibilidad embotada”
por estímulos inéditos y astutos
que arrasan el susurro de Tu oferta…
… apacigua, Señor, mi “voracidad virtual”
de adicto sin domicilio y sin sosiego
que te deja a Ti solo cuando te sientas en mi mesa…
… sácame, Señor, de la “tiranía de las posibilidades”
que me baraja en las encuestas de los medios
y anula Tu propuesta que nunca se negocia…
… distiende, Señor, mis “entrañas impacientes”
estremecidas por ritmos adictivos
que abortan en mí Tus gestaciones…
… alienta, Señor, mi “intimidad desencantada”
envuelta en las vendas de una queja
que no espera resurrección de las heridas…
… convierte, Señor, mi “corazón de piedra”
insensible por la soberbia y el orgullo
que me insensibiliza a Tus gustos y quereres…
“… ‘tu Padre, que ve en lo secreto,
te recompensará’…” (Mateo 6,4b.6c.18c)
(… la “rosa sin por qué” se viste de ceniza para poder vivir con más sinceridad y totalidad la gratuidad… con el Evangelio de hoy, San Mateo 6,1-6.16-18…)