Jamás desistas ni abandones a quien amas

… “caminante peregrino”, ¿has de aceptar lo inaceptable?… es propio del peregrino trazar su sendero y abrazar el misterio que lo esconde… ¡no rechaces jamás el «misterio»!… bendice con convicción lo que no logras abarcar… ¡nada tan sublime como bendecir siempre!… aunque debas «resistir», según tu vocación de caminante, en pruebas y luchas insospechadas… es verdad, ¡existe un sufrimiento inexplicable en el amor fiel!….

… pequeño y buen amigo, pequeña y buena amiga, el «misterio» es voz y es armonía en un silencio que no tiene confines… no importa dónde te encuentres, tampoco han de detenerte los tropiezos o las incomprensiones… las «aprobaciones» del mundo comportan alejamiento de Dios…

… el mundo no está ahí para justificar nada, y menos para aplaudir a nadie… por el contrario, aunque no se manifieste así, lo propio del mundo es «rechazar» y engañar… vuelve incesantemente al corazón, aunque no puedas explicar ni explicarte… ¡jamás desistas ni abandones a quien amas!…

… entonces, ¡vamos!… ¡arriba!… ¡allí donde te encuentras ponte de pie y respira hondo!… con la “pequeña oración” de la mañana, y de cada momento, expresas tu fidelidad enamorada e incondicional a Quien todo y tanto te ama… jamás reniegues del amor, jamás te arrepientas de haber amado y de seguir amando… desayuna y matea con la Verdad del “pan del día”, (Lucas 12,8-12: “…aquel que me reconozca abiertamente… ”)…