… ¿de qué sirve tu ofrenda al Señor si no eres capaz de abrazar a tu hermano de quien estas distanciado?… ¿de qué sirve que abraces a toda la humanidad si le das la espalda a Quien la despierta cada mañana?… puede ser que tu ofrenda te lleve a reconciliarte con tu hermano enemistado, pero mejor déjala a los pies del altar y ve a conciliar lo que da sinceridad a tu corazón, y luego ven y ofrécela sin los puños crispados ni una mueca entre los labios… puede ser que te desbordes en abrazos hacia tus hermanos, pero si ignoras a Dios privas a tus hermanos de lo que más necesitan que es la trascendencia en sus vidas y no el pegote de tu simpatía… Señor, somos tu dicha en el beso, en el abrazo, en el canto… somos tu fracaso en el enojo, en la bronca, en la falta de diálogo… somos tu mañana en el perdón, en los amigos, en la familia… Tú, en nosotros, disfrutas tu dicha, asumes nuestros fracasos, alientas las mañanas… no te canses de nosotros, Señor, estamos caminando reconciliándonos para llegar a tu Pascua… la #rosasinporqué camina dialogando y buscado los abrazos… ¿buscas reconciliarte con quienes estás enemistado?, ¿eres sincero en tu ofrenda al Señor?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 5,20-26)…