… cuanto más desciendas al silencio y en el silencio, más percibirás los sonidos menores… en estos murmullos quedos oyes más, es que llevan no sé qué cosa que supera en verdad y en hondura cualquier ruido de este mundo… es como el viento que agita los árboles, como la canción del agua propia del arroyo que sigue sin detenerse… quédate, pues, a la luz de la lámpara en medio de la noche, o si sales busca las estrellas… trata de descubrir ese misterio que allí se esconde… detente ante el silencio de las flores, detente ante el silencio del dolor, detente ante la pregunta que no haya ni tiene ahora respuesta… cierra los ojos y abandónate con confianza… el lenguaje silencioso que toca la gratuidad no tiene éxito… no procures el aplauso, ni el reconocimiento… deja pasar, deja dormir… tal vez un sueño te despierte a otro sueño en la oscuridad… quizá ese sueño te lleve al verdadero sueño, “más allá”… ¡no te canses de soñar!… no valen los estilos y los cuidados que crees tener con esto o con aquello… rompe con esas cerrazones y sal al aire libre, al suave viento de tu corazón… la #rosasinporqué encuentra luz y sal (sentido) en la gratuidad, por eso no se cansa de soñar despierta… ¿eres luz salada y sal iluminada, o luz apagada y sal desabrida?, ¿buscas brillar o iluminar, que hablen de ti o de Quien está en ti?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 5,13-16)…