… cuando la gratuidad no te interesa, tienes a flor de piel el desorden afectivo… la mezquindad, grande o pequeña, te domina y por eso eres esclavo de emociones convulsivas… la mezquindad te hiere en todas horas sin darte cuenta de su agresión y sin que puedas defenderte de ella… y esta agresión alcanza la totalidad de tu organismo, somatizando cada situación que vives… las peleas más terribles que azotan la convivencia consisten en las agresiones que se deslizan de hombre a hombre, en el uso y empleo, ¡tantas veces inconsciente!, de sutilezas angustiantes que el mismo «depredador» ignora… hay quienes poseen no sé cuál instinto agresivo que da en el blanco, hasta sin intentarlo, alcanzando a la víctima que no puede defenderse… cuando estás «desarmado», “indefenso”, atacas con otros medios, en los cuales la lengua, las intenciones no manifiestas, la mentira, el engaño diminuto, la intriga, y mil cosas más, juegan un papel decisivo cada día y cada hora… la #rosasinporqué ordena su existencia desde la gratuidad que la hermosea, por eso nunca hiere con intrigas ni daña con mentiras… ¿vives pergeñando intrigas para conseguir a todo costa lo que deseas?, ¿dejas que la gratuidad ponga orden en tus afectos y en tu vida?… (con el Evangelio de hoy, San Macros 12,1-12)…