Cristo de los desamparados

¡Señor de los huérfanos y desamparados!,
me acerco a tomar tu mano,
por los huérfanos que traigo a cuesta,
tantos niños sin familias,
tantos jóvenes sin esperanzas,
tantas familias vacías,
tantos abuelos abandonados,
tantos enfermos sin caricias.

¡Señor de los huérfanos y desamparados!
al tomar tu mano así tendida,
mientras la otra sigue crucificada,
atraído por tu Amor gratuito y sin medida,
arrastraré hacia tu Corazón abierto
a todos aquellos, desiertos modernos,
que nadie les da cabida en su corazón.
¡Hospédalos en tu Amor!

¡Señor de los huérfanos y desamparados!,
niños huérfanos de padres vivos,
jóvenes huérfanos sin sueños ni amigos,
familias huérfanas sin mesas compartidas,
abuelos huérfanos olvidados por sus hijos,
enfermos huérfanos en una camilla.
¡Que la orfandad es muerte anticipada,
es no habitar en el corazón de nadie!