Comienzo el día de rodillas

… comienzo el día de rodillas,
cerrando los ojos y abriendo el alma,
brazos extendidos y las manos vacías,
buscando una flor encendida,
un rostro, una sonrisa, una caricia…

… silencio,
Tú, Señor, estás aquí,
ellos, los míos, están aquí,
no existen otros,
somos todos…

…Tú, Señor, nos llamas,
Tú, Señor, nos escuchas,
¿qué más puedo decir?…

… te pido y te ruego
estar en tus brazos,

siempre más alto y más bajo,
siempre más hondo y profundo,
en Tu Corazón,
siempre más cerca,
más inmediato en tus Ojos,
en Tu Mirada…

… no busco certezas,
sólo confianza;
no deseo signos,
me basta, Señor, tu Silencio;
no quiero repuestas,
jamás alcanzan…

… que la Santa Misa
sea siempre el permanente fuego
encendido de Tu Amor…

“… al ver Jesús que la multitud se apretujaba,
comenzó a decir: ‘esta es una generación malvada;
pide un signo y no le será dado otro que el de Jonás’…”
(Lucas 11,29)

(… la “rosa sin por qué” no necesita signos ni respuestas, le basta la gratuidad y la confianza… con el Evangelio de hoy, San Lucas 11,29-32…)